lunes, 5 de mayo de 2014

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Mejor que Madrid controle La Caixa



«Las buenas operaciones se hacen sin ruido», suele decir el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, cuando habla de compraventas empresariales, pero que le vale también para el cambio de estatutos de la entidad, que es uno de los más importantes reveses para el soberanismo catalán desde que Artur Mas inició el desafío. Lo ha hecho con discreción. La Caixa apenas deslizó en un comunicado el día 10 que habría un cambio de estatutos en la línea número 55 (de un total de 85) y, por supuesto, sin decir que en ellos acaba con que Cataluña sea «el criterio orientador de todas las actuaciones» de la entidad y sus filiales para pasar a serlo el Estado. El gesto ha sido generalmente bien apreciado en Madrid, salvo que La Caixa usa la palabra «Estado» y no España en el apartado clave. ¿Por qué? «En ese artículo que tiene que ver con competencias administrativas se usa un lenguaje administrativo, pero en otros se usa la palabra España sin ningún problema», responden en La Caixa.
Las buenas operaciones no hacen ruido, pero no dejan de ser por ello importantes. Tampoco hay ruido estos días en el proyecto de ley de ordenación, supervisión y solvencia de entidades de crédito, pese a que desata una batalla de poder con La Caixa como protagonista indirecto.
Todo arranca con la Ley de Cajas del pasado diciembre que, en sintonía con Bruselas, establecía que las nuevas fundaciones bancarias -las antiguas cajas- pasen a Protectorado del Ministerio y no de sus autonomías para evitar errores del pasado. El Protectorado implica «el control del funcionamiento» con poderes sancionadores de estas fundaciones, que son las matrices de los nuevos bancos creados, lo que supone influencia indirecta en las plataformas de poder económico regional que continúan siendo. Controlando La Caixa, se influye en CaixaBank. Sin embargo, el subsecretario de Esconomía, Miguel Temboury, no estuvo fino esta vez en la redacción y se puede interpretar que sólo el Protectorado de La Caixa cae en poder del Ministerio, librándose el resto de unicajas y compañía. Error. Luis de Guindos ha tenido que reformar su propia Ley de Cajas en apenas meses y el PP ha introducido una discreta enmienda aprovechando el Pisuerga del citado proyecto de ley. La enmienda establece que el Ministerio sólo cederá el Protectorado de las fundaciones bancarias en las que «al menos el 40 % del gasto en obra social o de la actividad de la entidad de crédito se realicen, o se hayan realizado en los dos años anteriores, fuera de la Comunidad Autónoma en la que la fundación tiene su sede».
Como dice el portavoz económico del PSOE, Valeriano Gómez, sólo Kutxabank encaja en este retrato, por lo que quedan de pronto en manos del Ministerio todas las demás. No sólo La Caixa, sino también, entre otras, dos con sede en dos comunidades socialistas: Unicaja y Liberbank. La presidenta andaluza, Susana Díaz, quiere a toda costa que el Protectorado, que implica el control de los estatutos, de la gran caja andaluza que preside Braulio Medel, pase también a sus manos, pero el PP se niega. ¿Y por qué sí cede Kutxabank al Gobierno de Urkullu? El histórico dirigente nacionalista y presidente de Kutxabank, Mario Fernández, está haciendo considerables favores al Gobierno central como el de quedarse en el accionariado del gigante del aceite de oliva Deoleo. Sin embargo, el PNV también rechaza esta enmienda del PP. «Debe quedar claro que el Protectorado siempre estará en el País Vasco aunque Kutxabank crezca en el futuro en el Estado», explica en el PNV, Pedro Azpiazu. Y aquí llega la gran paradoja. ¿Está siendo beligerante CiU como el PNV para frenar esta recentralización? «No estamos de acuerdo tampoco», asegura el portavoz de CiU, Josep Sanchez Llibre. Pero más allá de la retórica, el hecho es que las enmiendas presentadas por Duran Lleida, son meramente técnicas. La Generalitat tampoco ha recurrido la Ley de Cajas como ha hecho con otras menos recentralizadoras en enorme contradicción con su apuesta soberanista. Se nota, por un lado, la influencia de Fainé, que prefiere al Estado. Pero hay más. «Nos dice CiU en privado que es mejor para la estabilidad de La Caixa y, por tanto, para la economía catalana, que la controle Madrid a que la controle un futuro gobierno de la Generalitat de Esquerra», coinciden en desvelar diputados de otras fuerzas políticas. ¿Lo que es bueno para La Caixa no lo es también para la mayoría de los catalanes? La economía muestra el verdadero rostro de la política, aunque sin ruido.
http://www.elmundo.es/economia/2014/05/04/53654305268e3e0a338b4576.html
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