El ataque de un policía de baja laboral a un exdirector de Bankia al que había comprado preferentes en Valencia suma una agresión más a la larga lista que los empleados de banca de toda España están sufriendo en estos años de crisis. Varios colectivos se han movilizado en internet para tratar de frenar el acoso, las amenazas, los insultos y las agresiones puntuales de algunos clientes. No en todos los casos lo han conseguido:
18 de febrero de 2013: Una mujer de 47 años se quemó a lo bonzoen un banco de la localidad castellonense de Almassora ante un empleado. Al parecer, atravesaba problemas económicos.
8 de noviembre de 2012: Un hombre prendió fuego a una sucursal de Caixabank en Sotopalacios (Burgos), con la que supuestamente tenía alguna dificultad en los pagos. V. U. G. roció de gasolina la oficina y la hizo arder tras obligar a los empleados a abandonar el local. El 22 de noviembre un empresario en paro desesperado atracaba una sucursal de La Caixa en Málaga para ser detenido e ingresar en la cárcel. Pretendía una corta condena para obtener la ayuda penitenciaria a su salida de prisión, pero solo logró una citación para un juicio de faltas y una multa de 180 euros. «He tenido mala suerte hasta para ir a la cárcel», se lamentaba. Afortunadamente para los empleados bancarios, solo fue un susto.
9 de octubre de 2012: Una mujer era detenida después de que intentara quemar una oficina de Catalunya Caixa en el centro de Sabadell. Roció con alcohol el mobiliario tras amenazar a los empleados. La intervención de los Mossos d'Esquadra evitó que llevara a cabo su intento.
23 de febrero de 2012: Un hombre con antecedentes apuñaló a tres trabajadores de un banco en Gandía. «Me habéis arruinado la vida», dijo el agresor antes de atacar a la interventora y el director de la oficina del Banco Santander del Paseo Germanías que resultaron heridos graves. El hombre fue detenido en el lugar de los hechos.
Lo grave no es esto, lo peor es que, si leeis los comentarios de la noticia en los periódicos la gente dice que lo ha hecho con razón y que los empleados de banca se lo merecen. Los sindicatos tendrían que hacer una campaña para descriminalizarnos, porque esto va a ir a peor y vamos a pagar los platos rotos los mismos de siempre.
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