El banco de La Caixa anunciará mañana un beneficio de 264 millones de euros, frente a los 1.053 millones que ganó en 2011.
Bueno esto según la magnifica reforma laboral, posibilita a nuestra maravillosa empresa para hacer lo que le venga en ganas con sus empleados, pero que la empresa esté facultada por ley no significa que se asumirá todo.
Caixabank no va a ser la excepción: el ladrillo también será la causa del lastre de sus cuentas del pasado ejercicio, tal y como ha venido ocurriendo en los últimos trimestres. Las previsiones de consenso recopiladas por FactSet indican que la entidad que preside Isidro Fainé ganó el año pasado 264 millones de euros, lo que supone una caída del 74,9% frente a 2011.
Al cierre del tercer trimestre, CaixaBank había cubierto el 78% de las provisiones para el riesgo inmobiliario previstas por los dos primeros Reales Decretos de la Reforma Financiera. Le quedaban por cubrir unos 1.500 millones, pero no necesariamente tiene que haber realizado estas dotaciones en el cuarto trimestre.
Las entidades que realizaron compras (CaixaBank compró Banca Cívica) tienen de plazo hasta el próximo junio para ponerse al día con el ladrillo.
Más allá del beneficio, la comparación de la cuenta de CaixaBank con la del año anterior resulta falseada por la incorporación al grupo de Banca Cívica, que ha ayudado a la entidad catalana a subir todos los márgenes de la cuenta.
El margen de interés, que refleja el resultado del negocio bancario más puro de captar y prestar dinero, podría haber subido en el entorno del 20%, mientras que los ingresos totales (margen bruto) lo habrían hecho cerca del 7%.
La absorción de Banca Cívica, que CaixaBank realizó sin ninguna ayuda, también contribuyó a aumentar los gastos, que habrían subido cerca del 4%, según las estimaciones previas.
El banco catalán también anunció a finales del pasado año la absorción de Banco de Valencia, que adquirió en subasta por el precio simbólico de un euro, y con la ayuda de un esquema de protección de activos sobre parte de la cartera crediticia de la entidad.
Antes de ser cedido a CaixaBank, Banco de Valencia ha recibido una inyección de capital público de 4.500 millones, parte del préstamo del MEDE que España ha obtenido de Europa para recapitalizar su banca.
Es probable que mañana Fainé dé a conocer su postura sobre el proyecto de reforma de la Ley de Cajas que el Ministerio de Economía dio a conocer hace dos semanas, y que prevé requisitos más duros para las cajas que tengan porcentajes de control sobre sus bancos, como en el caso de La Caixa con CaixaBank.
La caja catalana tendrá que transformarse en fundación pero, a diferencia de lo que inicialmente planteaba Bruselas, podrá mantener el control de CaixaBank. Eso sí, los principales ejecutivos del banco, Fainé y el consejero delegado, Juan María Nin, no podrán seguir siendo también consejeros de La Caixa.
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