El pacto de accionistas impone exigentes compromisos de mantenimiento de las acciones que reciban
La Caixa se reserva la tutela sobre los cuatro consejos asesores territoriales y exige profesionalidad
El presidente de 'la Caixa` y Caixabank, Isidro Fainé, se ha curado en saludo con el cierre de la integración de Banca Cívica en su grupo, anunciada hace tan sólo unos días pero que tendrá que acometerse en distintas fases durante los próximos meses. Al margen de los términos ya conocidos desde el acuerdo de integración, firmado el pasado 26 de marzo y ratificado ahora, el pacto de accionistas entre 'la Caixa' y las cuatro entidades que componían la casi ya extinta Banca Cívica deja bien claro el mandato que tendrá el grupo financiero catalán. Los dos copresidentes de Cívica, Enrique Goñi (CAN) y Antonio Pulido (Cajasol), podrán sentarse en el consejo de administración de Caixabank, pero será la caja catalana quien tutele los cuatro consejos asesores territoriales en las respectivas zonas de las cuatro cajas que conformaban Banca Cívica. Además, estas entidades asumen el compromiso de no reducir su participación en Caixabank por debajo del 80%, lo que impide movimientos de venta o préstamo de las acciones que reciben.
El veterano financiero Isidro Fainé es más que consciente de que la integración de Banca Cívica en su grupo será mucho más compleja que las otras pequeñas absorciones que había acometido en los últimos años de la reestructuración del sistema financiero español (Caixa Girona, por ejemplo). La pesada digestión de Banca Cívica ya ha tenido como advertencia la rebaja de las calificaciones a La Caixa y a su banco instrumental Caixabank de las calificaciones por parte de Standard & Poor's y Fitch.
Sin embargo, el presidente de Caixabank ha tratado de curarse en salud y dejar bien atados los potenciales movimientos accionariales que sus nuevos socios puedan hacer con los millones de nuevas acciones que reciben para su integración y que esta semana comienzan a cotizar en bolsa (233 millones de nuevos títulos, que también irán para los accionistas que hace poco más de un año invirtieron en la salida a bolsa de Banca Cívica).
Eso sí, el pacto de accionistas no ha sido firmado directamente por el propio Isidro Fainé, sino por el vicepresidente y consejero delegado de Caixabank, Juan María Nin. Por parte de las cuatro cajas que constituyeron Banca Cívica, la rúbrica al pacto la tuvieron que poner sus respectivos presidentes: Antonio Pulido (Cajasol); José Antonio Asiáin (Caja Navarra); Álvaro Arvelo (Caja Canarias), y José María Leal (Caja de Burgos).
El pacto consta de siete puntos clave y nítidos sobre el poder que tendrá el grupo financiero catalán en este proceso de integración, después de que el proyecto de Banca Cívica naufragara, entre otros motivos, por la inclusión forzosa de Cajasol (con una herencia letal en ladrillo) y los distintos cambios regulatorios que dejó al banco liderado por Caja Navarra (CAN), en sus inicios, entre la espada y la pared.
Límites a la venta de acciones
Uno de los puntos clave del pacto de accionistas firmado en estos primeros días de agosto gira en torno al compromiso que asumen las cuatro cajas de Banca Cívica sobre las acciones que reciben de Caixabank. Cajasol y Caja Navarra (CAN), las mayoritarias de Banca Cívica, perciben más de 50 millones de acciones cada una (en torno al 1,2% del capital del grupo que preside Fainé). Caja Canarias tiene derecho a algo más de 36,6 millones de acciones de Caixabank y Caja de Burgos a 35,2 millones de títulos.
Pues bien, según lo firmado en el pacto de accionistas, con una vigencia de cuatro años y tres más adicionales por renovación automática, las cuatro cajas de ahorros no pueden reducir dicha participación por debajo del 80%, lo que limita las posibles ventas o préstamos de títulos durante los cuatro primeros años.
En caso de no renovarse el pacto de manera automática, las cuatro entidades asumen el compromiso de no poder vender acciones durante tres años si su participación individual se reduce por debajo del 65%.
Incluso, La Caixa ha impuesto condiciones globales a las cuatro cajas que conformaban Banca Cívica (marca que se pierde, no así la de cada una de las entidades en sus zonas de origen aunque bajo la estrella corporativa de Miró que simboliza a la caja catalana). El pacto de accionistas se renovará de manera automática siempre y cuando la participación conjunta no disminuya en los próximos cuatro años por debajo del 2,5%.
En el caso de que Caixabank (o La Caixa) entre en alguna otra operación corporativa que pueda diluir el capital de las cuatro cajas de Banca Cívica, su participación conjunta no podría disminuir por debajo del 1,75%. La exigencia de lealtad al accionariado es bastante clara, según lo pactado.
Control y profesionalidad
Las condiciones impuestas en el pacto de accionistas no se limitan tan sólo a los posibles movimientos de los títulos que puedan llevar a cabo cada una de las cuatro cajas de ahorros procedentes de Banca Cívica.
La creación de cuatro consejos asesores territoriales, que se corresponden con las zonas de procedencia de cada entidad (Andalucía, Canarias, Navarra y Castilla y León), también se regula en el pacto firmado por los cuatro presidentes y Juan María Nin. Los miembros de dichos consejos, que no se determina en el documento oficial del acuerdo, estarán en el cargo (tres años). De igual manera, La Caixa no impone, pero sí sugiere bajo la fórmula de "se procurará", que sean "personas representativas del ámbito económico y social de los territorios que se trate". Es decir, y como suele ocurrir en La Caixa desde hace décadas, quedan al margen de los nombramientos aquellos que los respectivos Gobiernos regionales traten de sugerir, cuando no imponer, y que tanto daño han causado al sector de las cajas de ahorros.
Los dos copresidentes de Banca Cívica, Antonio Pulido y Enrique Goñi, podrán tener un puesto en el consejo de administración de Caixabank, según se recoge en el pacto de accionistas y que reconoce que las cuatro cajas pueden proponer el nombramiento de dos miembros. En este sentido, tendrán cierto margen para la revocación y el nombramiento de otras personas para esos dos cargos, aunque el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, también se reservaría el derecho a la designación por cooptación en caso de que surgiera alguna baja en el consejo de administración de su banco instrumental.
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