Miles de trabajadores de La Caixa y
Caixabank viven en el temor y la inquietud por las serias consecuencias que para su presente y futuro profesional y laboral puede tener en Cataluña y el resto de España la temeraria cabalgada de Artur Mas -ayer decía que “España ahoga a Cataluña”- hacia la independencia, lo que está causando estragos en la imagen y la estabilidad de España y su Autonomía. Un desafío que amenaza sumergir la vida catalana en una dolorosa fractura social, que abrirá una imparable guerra comercial entre los bancos y grandes empresas de Cataluña con sus competidores (que querrán ocupar su sitio), consumidores y clientes del resto de España, y con los ciudadanos catalanes españolistas y los que desde la izquierda apuestan por la solidaridad con todas las regiones españolas.
No en vano en el origen del independentismo de Mas aparece, como la palanca de mayor éxito entre sus seguidores, el habitual victimismo y falso agravio fiscal de Cataluña frente al Gobierno de España, así como el discurso, no menos impostado, de que un Estado catalán será más próspero y muy bien recibido en la Unión Europea. La realidad y la verdad son bien distintas: Cataluña es la gran beneficiada de su relación económica global con el resto de España; la creación de un Estado independiente hundiría Cataluña en una crisis sin precedentes; y la Unión Europea no aceptará el ingreso de Cataluña como nuevo Estado, ni España lo consentirá.
La cuestión económica es, pues, crucial y en ella desempeñan un papel determinante La Caixa y Caixabank, entidades importantes en torno a las cuales giran una gran parte de la vida económica y comercial de Cataluña, así como de la vida política y sus medios públicos y privados de comunicación. Sin perder de vista su relación con las élites de la burguesía catalana que constituyen el núcleo duro del poder de CiU. Los que ahora se encuentran entre entusiasmados y perplejos y un tanto desbordados por el mesiánico discurso independentista de Artur Mas (al que se ha subido alegremente Durán Lleida). Un discurso que tarde y mal algunos -pero no todos- pretenden apaciguar con friegas y paños calientes, o con clamorosos silencios como los del líder indiscutible del sector económico catalán: el presidente de La Caixa y Caixabank, Isidre Fainé.
Silencio compartido por todos sus Consejos de Administración (donde los políticos y sindicatos catalanes tienen su influencia) y de las empresas participadas. Los que hoy permanecen callados frente al desafío independentista ante el que tienen la obligación de clarificar su posición. Y si no lo hacen puede que, en ese caso, sean sus miles de empleados y clientes y ahorradores los que exijan esa obligada claridad, porque todos están en zona de gran riesgo. Y porque además existe el temor justificado de que su trabajo, sus ahorros y su consumo puedan ser utilizados (cosa que puede estar ocurriendo) para financiar el vigente proceso de la independencia de Cataluña y su inmediata campaña electoral.
Entre otras cosas porque Artur Mas amenaza con una ruptura de la legalidad y del marco constitucional, lo que abriría en Cataluña un espacio de inseguridad jurídica sin la que una entidad empresarial o financiera no puede desarrollar su actividad (ni en la UE ni en España), un desafío a la legalidad que ya está desestabilizando todo el ámbito económico catalán. Y ello a pesar de la “sordina”, política, económica y mediática que ahora se pretende imponer desde Cataluña, pidiendo calma y sosiego, para dar pie a las ya tardías e inútiles conversaciones y apaciguamientos de salón, que no van a frenar a Mas, que está en un camino sin retorno.
Maniobras en la oscuridad que esconden una malvada estrategia para ayudar a Mas, aparcando la confrontación económica, con el fin de que alcance las elecciones del 25 de noviembre sin que el pueblo catalán perciba el riesgo del caos económico -añadido a los problemas de la crisis actual – que se les viene encima. Y para que Mas convierta estas elecciones regionales en un plebiscito sobre la independencia de Cataluña, dotándose de una autoridad política y moral con la que el dirigente de CiU habrá logrado dar un paso irreversible y mas poder no solo frente al Gobierno y las instituciones de España sino también frente a los poderes fácticos catalanes, que lo han jaleado y consentido, que no saben como terminará todo esto, pero que a partir del 25-N -si CIU logra un gran triunfo electoral- perderán influencia y no podrán controlar a su visionario capitán.
Por todo esto la clarificación económica, empresarial y bancaria catalana es esencial y debe hacerse ahora, antes de las elecciones. Los blandos discursos del Rey, sobre “la quimera”; o de Rajoy, sobre “las disyuntiva imposible” o el camino hacia “la nada” y el lamentable espectáculo de la crisis interna del
PSOE y su referéndum “legal” y federal no sirven para nada frente a quien, como Mas, les lleva ventaja, aprovecha la debilidad económica, política e institucional de España y presenta un proyecto nacional idílico y sentimental como bálsamo que curará las heridas de la crisis que sufren los catalanes en gran parte por culpa de los gobiernos y no por la culpa de España. Pero Mas es un mentiroso compulsivo e imita a los nacionalistas de la Padania italiana que gritan “¡Roma ladrona!”, algo similar a lo que se jaleaba en la Diada: “España nos roba”, o lo mas reciente de “España nos ahoga”, para movilizar las bases de CiU y del independentismo catalán.
Lo sorprendente de todo esto, que viene aderezado de lamentables episodios políticos como las amenazas y chantaje de Mas a Rajoy en el despacho del presidente del Gobierno de España (quien se quedó pasmado), o de las demenciales denuncias contra España en la UE, advirtiendo de invasiones militares y vuelos amenazantes (sic), o las arengas de Puig a los Mossos de Escuadra, etc. Lo sorprendente de todo esto es que no solo que esté ocurriendo sino el Gobierno de Rajoy no explique con abundantes datos cuales son los verdaderos resultados de la balanza global de la relación económica global de Cataluña con el resto de España y con el Estado.
Datos globales sobre la “balanza fiscal” catalana, que se debe corregir con la inclusión cualitativa de todos los recursos fiscales recaudados por las entidades catalanas en el resto del territorio español, empezando por el IVA, y a lo que se debería de añadir: la “balanza comercial”, la balanza turística”, la de los servicios, ayudas estatales de Seguridad Social, y el coste de funcionarios, servicios, y activos del Estado en Cataluña, etcétera. Unas cuentas que dejarían asombrados a los catalanes y desmontaría el falso victimismo de Artur Mas.
Cuentas que bien conocen los banqueros y grandes empresarios de Cataluña, porque ellos son testigos de cargo y beneficiarios directos de esa situación, como bien saben La Caixa y Caixabank (y Banca Cívica, recién incorporada). Como también lo saben el Banco Sabadell (CAM), y todas las grandes empresas energéticas, del sector de alimentación, autovias, publicidad, textil, automóvil, servicios, etcétera, que tienen en toda España un sabroso mercado donde recaudan gran parte de sus ingresos y en el que -en contra de lo que dice y piensa Artur Mas- pueden ser sustituidos con facilidad. Máxime si el argumento es patriótico, como el que exhibe CiU, y el discurso simplón y efectista: “los impuestos catalanes para Cataluña”. Lo que obligaría a la respuesta de “el consumo, el gasto, impuestos y el ahorro español es para España y para las empresas y entidades bancarias españolas”.
Estamos llegando a la hora de la verdad y no es tiempo para los silencios calculados o cómplices sino para el compromiso y para la claridad. España, nuestra presencia en el euro y nuestra salida de la crisis están en juego. Y Fainé, como líder del sector financiero y empresarial catalán no se puede callar, ni disimular. ¿De verdad piensa el presidente de La Caixa y Caixabank que España está “ahogando Cataluña” como dijo ayer el líder del CiU? Ha dicho Fainé, sin decir nada, que “sin puentes entre Madrid y Barcelona estaríamos apañados”. Y ¿no ve quien está dinamitando esos puentes, ni sabe quien financia esa operación? Estamos en la cuenta atrás y ya no hay tiempo para templar las gaitas sino para clarificar la situación de cada uno y la general.
Acompañamos opiniones de clientes a una noticia sobre la integración de las cajas de Banca Cívica en CaixaBank. Da igual cual sea la zona de España, los comentarios son aplicables a los clientes de cualquier Caja. Sres de la dirección de CaixaBank, un grano no llena el granero pero ayuda a su compañero. No desprecies a la culebra por no tener cuernos, quizás se reencarne en Dragón.
No todo se hace con estudios demográficos y empresariales, que nos arrojan una tasa de introducción en el mercado potencial y un objetivo a alcanzar. ¿Se os ha ocurrido pensar por qué Caixabank estaba por detrás en introducción en el mercado en todas las zonas en las que operaban las cajas de BC?. Comprar a los operadores históricos y dominantes ha sido una gran decisión empresarial, (por cierto de la que nos alegramos todos...), pero la arrogancia os acompaña y se están desechando las buenas maneras, y el tiempo de los tontos ya ha pasado, nuestros clientes analizan y examinan cada día nuestra oferta de servicios. Y no es por joder pero si seguimos desechan a los pequeños terminaremos mal.
Claramente no estáis escuchando a nuestros clientes, sólo os ciegan los objetivos, no estaria mál que cada uno de los/las integrantes de la pirámide comercial (sí, todos) pasaran un par de mesesitos por los puestos de la red comercial, con sistematica comercial y todo, hablando y atendiendo a nuestros clientes, los que nos dan de comer a todos.
Opiniones reales